Han utilizado ratones y han descubierto que el THC, a dosis bajas, aumenta el apetito y que, por el contrario, a dosis altas lo disminuye. El mecanismo implicado para obtener este doble resultado implica a dos tipos de neuronas del cerebro: las llamadas neuronas glutamatérgicas, que son excitadoras y se encuentran en la corteza del cerebro, y utilizan el glutamato como neurotransmisor, es decir, para pasar la información de una neurona a la siguiente; y las neuronas GABAérgicas, inhibidoras y situadas en zonas profundas del cerebro, y que utilizan de neurotransmisor al ácido gamma-amino butírico (GABA). Ambas tienen receptores CB1 pero, a dosis bajas, el THC aumenta el apetito porque actúa sobre los receptores CB1 de las neuronas glutamatérgicas excitadoras, y a dosis altas, el THC disminuye el apetito porque actúa sobre los CB1 de las neuronas GABAérgicas inhibitorias.
En conclusión y simplificando (y exagerando un poco), pocos porros suponen engordar y muchos porros nos llevan a la delgadez.
*Bellocchio, L., P. Lafenêtre, A. Cannich, D. Cota, N. Puente, P. Grandes, F. Chaouloff, P.V. Piazza & G. Marsicano. 2010. Bimodal control of stimulated food intake by the endocannabinoid system. Nature Neuroscience 13: 281-283.
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